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Historia

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DEL CENTRO

    Comenzó como Colegio Libre Adoptado (CLA) «Sagrado Corazón de Jesús» (1960-61) utilizando un edificio de la calle General Mola (actual calle Los Benítez nº 9). En el curso 1961-62 se traslada al número 6 de la misma calle hasta el curso 1964-65; el claustro de profesores estaba integrado por dos licenciados y el resto maestros. En el curso siguiente 1965-66 pasó a un nuevo edificio, propiedad del Ayuntamiento, situado en la calle Carrera (pósito local), hasta su traslado al nuevo edificio construido al efecto en la calle Queipo de Llano (actual Avenida de la Constitución) en el curso 1968-69. En este edificio permaneció el CLA hasta que en el curso 1973-74 se decidió el traslado a Castuera.

    En 1981 comenzó a funcionar como Colegio Municipal Homologado «Sagrado Corazón» dependiendo del Instituto «Manuel Godoy» de Castuera a efectos administrativos. Poco después, en el curso 1984-85 se cambió el nombre pasando a denominarse Colegio Municipal «Bartolomé-José Gallardo».

    En 1989 comenzó a funcionar como Instituto de Bachillerato, y el actual edificio fue inaugurado en el curso 1992-93. Al curso siguiente se transformó en Instituto de Enseñanza Secundaria.

 

EL NOMBRE DE NUESTRO CENTRO

    Bartolomé-José Gallardo y Blanco (Campanario, Badajoz, 13 de agosto de 1776 – Alcoy, Alicante, 1852) fue un bibliógrafo, erudito y escritor español.

   Hijo de humildes labradores, estudió filosofía en Salamanca protegido por Juan María de Herrera, bibliotecario de la universidad, y por el obispo Tavira. Sin embargo, leyó activamente a los filósofos ilustrados del enciclopedismo francés. Especialmente le influyeron las ideas de John Locke y Condillac.

 

    En 1808 se sumó a los patriotas contra los franceses y anduvo arengando pueblos por su natal Extremadura. Las Cortes, reunidas en el oratorio de San Felipe Neri en Cádiz, le nombraron su bibliotecario. En 1812 imprimió su más famosa sátira política, el Diccionario crítico burlesco, del que veinte años después aún seguían publicándose ediciones. Esta obra era una réplica al Diccionario razonado manual para inteligencia de ciertos escritores que por equivocación han nacido en España, libro compuesto por un tal canónigo Ayala que arremetía contra los seguidores de las ideas avanzadas que habían alcanzado gran predicamento entre los diputados constitucionales. El Diccionario burlesco fue denunciado por religiosos y su autor condenado en el Castillo de Santa Catalina, si bien se revisó su proceso y salió poco después absuelto.

 

   En 1814, restablecido Fernando VII en el trono, Gallardo huyó de España junto a otros liberales y de Lisboa pasó a Bristol y desde allí a Londres. Allí compuso una durísima silva donde juzga a todos los reyes españoles, desde los Católicos hasta Fernando VII, denunciando su mediocridad, crueldad y poco valer y demostrando en esa tarea no escaso conocimiento de la historia de España. Le puso el mismo título que una obra de Manuel José Quintana, El panteón de El Escorial.

 

    En 1820, restaurado el régimen liberal, volvió a España y recuperó su antiguo cargo de bibliotecario del Congreso de los Diputados.

 

   En 1823, al estallar en Sevilla un tumulto popular reaccionario, perdió sus escritos literarios, filológicos y bibliográficos, entre ellos una Historia del teatro español y un Diccionario de la lengua castellana con más de 150000 papeletas.

 

   En 1834 fue elegido diputado por la provincia de Badajoz. En 1835 inició las ocho entregas de su serie El Criticón, importantes estudios sobre literatura española donde, entre otras cuestiones, rebatió la superchería de un presunto Buscapié compuesto por Miguel de Cervantes. Pasó sus últimos años en La Alberquilla, casa situada en una dehesa del mismo nombre próxima a Toledo, entre sus libros y consagrado a trabajos de erudición.

 

   Fiel a sus orígenes, fue un liberal republicano y anticlerical hasta el fin de sus días, bibliófilo apasionado y aun bibliómano (se le acusó frecuentemente de ladrón de libros). Literariamente le atrajo el Romanticismo y cultivó un estilo algo amanerado a causa de su amor por los arcaísmos y las antigüedades castizas del lenguaje. Se destacó como periodista satírico ya durante el periodo de las Cortes de Cádiz y compuso numerosos folletos (se han contado por lo menos unos noventa) para atacar a los políticos tradicionalistas o amantes de las componendas.

 

   Su mayor aportación a los estudios bibliográficos españoles es su Ensayo de una Biblioteca española de libros raros y curiosos, obra que se comenzó a publicar en 1863 con los materiales que Gallardo dejó a su muerte y que fueron ordenados por Sancho Rayón y Zarco del Valle. De este Ensayo aparecieron cuatro volúmenes, los dos últimos dirigidos por Marcelino Menéndez Pelayo. Bartolomé José Gallardo ejerció un poderoso influjo sobre la crítica literaria de su tiempo, especialmente sobre Agustín Durán y Cayetano Alberto de la Barrera; en este terreno valoró sobre todo la fundamentación histórica del conocimiento de la literatura. También compuso numerosas poesías, de carácter  satírico o de tipo fundamentalmente lírico, como la tempranamente romántica Blanca flor.